miércoles, 28 de abril de 2010

Reputación corporativa: comunicando actitudes

CUALIDAD. UNA EMPRESA PUEDE DESMARCARSE DE SUS RIVALES SI LOGRA UN DURABLE GRADO DE DIFERENCIACIÓN

Debe manejarse la mayor información sobre el entorno y la entidad


No puede haber ideas sin una actitud positiva y una motivación subyacente

Vivimos en un escenario de incertidumbres, un mundo con una complejidad que crece diariamente y que no parece que vaya a alcanzar un techo a corto plazo.

Las personas manejamos cantidades ingentes de información que se desplaza a una velocidad de vértigo, añadiendo un plus de dificultad a su valoración y a los procesos de toma de decisiones.

El perfil de los responsables de dichas decisiones en el mundo empresarial se orienta cada vez más hacia aspectos como la inteligencia emocional, el liderazgo, la flexibilidad o la comunicación, equilibrándose o inclusive superando a los conocimientos técnicos o prácticos.

El éxito de una organización pasa por alinear a sus integrantes de forma coherente en torno a la misión, la visión y los valores, compartiendo una estrategia común para alcanzar los objetivos fijados.

Para el adecuado desarrollo de esta, debe manejarse la máxima información posible sobre el entorno y sobre la propia entidad y debe poder transmitirse de forma ágil y coherente, tanto interna como externamente.

Del mismo modo, lo que la organización comunique dependerá en gran medida de un posicionamiento y unas acciones cuidadosamente planificadas, para lo que deberá saber quiénes son sus stakeholders y disponer de los canales adecuados.

Una empresa puede desmarcarse de sus rivales si alcanza un grado de diferenciación que pueda mantener en el tiempo, proporcionando un valor único y diferenciado respecto a sus competidores y ampliando el espectro de factores, más allá de los meramente funcionales, hacia otros que pueden ser de corte más emocional.

Sin actitud no hay ideas

Las actitudes son la fuente de la innovación. No puede haber ideas sin una actitud positiva y una motivación subyacente. Del mismo modo, la innovación es un catalizador fundamental en el crecimiento de las empresas y una de las grandes bazas a la hora de generar actitudes, tanto proactivas para nuestras actividades, como favorables frente a ellas.

Las nuevas orientaciones del management enfatizan el papel de los directivos en fomentar la generación de ideas, eliminar barreras mentales, facilitar el conflicto creativo y, posteriormente, conducir la innovación generada hacia el mercado.

Es cierto que las ideas son uno de los principales activos de los que se nutre la innovación empresarial. Pero resultaría temerario afirmar que no depende de otros factores para convertirse en algo efectivo.

Formación de actitudes

La comunicación debe determinar sus funciones respecto a unos públicos objetivo, tanto internos como externos, que desarrollarán determinadas actitudes frente a los mensajes recibidos.

Adaptación. Establece la búsqueda de la maximización de las recompensas y la minimización de las penalidades, desarrollando las actitudes más favorables para ello.

Defensa del yo. Mediante esta función nos protegemos de aspectos de nosotros mismos o de la realidad que nos parecen inaceptables, y establecemos mecanismos de defensa, en ocasiones atribuyendo externamente aspectos que nos son propios y proyectándolos en los demás.

Expresión de valores. Transmitimos de forma positiva nuestros valores centrales, y las expectativas de los que deseamos ser, reforzando el sentimiento de autorrealización.

Conocimiento. La búsqueda de un marco de referencia que nos permita alcanzar un grado suficiente de orden, claridad y estabilidad, y que permita conferir sentido a los acontecimientos que nos afectan.

Fuente: www.degerencia.com

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