domingo, 11 de abril de 2010

El spam desprestigia a la publicidad efectiva

NEGATIVO. ATACA LA INTIMIDAD DE LAS PERSONAS Y ESO NO SE PUEDE PERMITIR

Es la manera más fácil y menos eficaz de llegar a “posibles” clientes


Pedir permiso para anunciar es básico para la personalización

Mucho se ha dicho sobre el spam y existe multitud de artículos sobre el tema. Sin embargo, en este artículo lo vamos a analizar desde el punto de vista del permiso e intentar compararlo con otros medios publicitarios offline que no nos solicitan permiso.



¿Qué tiene de malo el spam o envío no solicitado de e-mails comerciales?

La opinión generalizada de la comunidad anti-spam se puede resumir en una sola palabra: permiso.

Es necesario contar con el permiso de aquellas personas a las que se les van a enviar e-mails comerciales, sin su permiso estamos realizando un ataque a su intimidad y eso no se puede permitir.

Pero entonces, ¿qué sucede con las encuestas telefónicas y con la publicidad de su buzón? ¿Qué hay de los anuncios en televisión?, ¿y de los anuncios que nos ponen en los cines antes de ver la película?

¿Tienen nuestro permiso? No.

Entonces, ¿por qué nadie protesta? ¿Por qué vemos como algo “normal” que nos llamen por teléfono, nos metan publicidad en nuestros buzones y tengamos que ver anuncios en la televisión y en los cines?

Alguien puede pensar que sin anuncios no habría televisión gratuita y que si no quiere ver anuncios puede acudir al cable; pero resulta que en este tipo de televisión también ponen anuncios.

Es cierto que son anuncios segmentados, dirigidos a un público objetivo muy específico; pero ¿le han pedido permiso para emitirlos? No. ¿Podemos llamarlo spam? Sí.

Llegados a este punto, nos gustaría volver a formular la pregunta inicial: ¿qué tiene de malo el spam o envío no solicitado de e-mails comerciales?

Todo gira alrededor del permiso

El permiso es el primer paso hacia una correcta personalización, ya que ¿cómo creará una relación de personalización adecuada sí no empieza, primero, solicitando permiso para ello?

El e-mail marketing ofrece la posibilidad de conocer a su público objetivo y tratarle de manera personalizada, manteniendo una continua retroalimentación, lo que le permitirá adaptar sus productos o servicios a sus gustos y necesidades.

Esto es algo soñado por todos aquellos que se dedican al marketing y que significará un cambio en las relaciones cliente-empresa.

Todos somos compradores, ¿no sería estupendo tratar con una empresa que conozca sus gustos, que lo trate como a una persona, que tenga realmente en cuenta su opinión?

Tenemos ante nosotros la posibilidad de revolucionar las relaciones cliente-empresa, relaciones que necesitan como punto de partida el permiso del cliente o prospecto. Este permiso con trabajo y tiempo generará confianza y esta desembocará en un cliente fiel a la empresa.

Las otras formas

Pero entonces ¿por qué no sucede lo mismo con los anuncios en televisión, cines, llamadas telefónicas, entre otros?

Las llamadas telefónicas, tal y como están orientadas, no brindan posibilidad a personalización alguna (recuerde que personalización no es sólo llamar a alguien por su nombre). Buscan la venta inmediata y por lo general, no les interesa establecer una relación de confianza.

En lo referente a los anuncios en la televisión y los cines, es evidente que por el momento no es posible realizar ningún tipo de personalización. En un mundo donde el spam esté bien visto, posiblemente no haya personalización ya que ¿para qué gastar dinero y tiempo en personalizar sí podemos hacer una campaña de envíos masivos de e-mails tantas veces como quiera a un costo mínimo?

Con frecuencia nos sentimos atraídos hacia las cosas rápidas y fáciles, pensando que es lo mejor para nosotros, tenemos una fijación por el corto plazo. Muchas empresas cuentan con muy poco dinero y no pueden permitirse una campaña de marketing, por lo que recurren a lo fácil: hacer spam. No ven más allá del corto plazo. No se dan cuenta de que hay muchos modos de anunciarse en la red de forma gratuita y de que un buen producto o servicio siempre se termina vendiendo.

Fuente: www.mujeresdeempresa.com

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